Visita del Papa Benedicto XVI a Guanajuato

Visita del Papa Benedicto XVI a Guanajuato

Visita del Papa Benedicto XVI a Guanajuato

Los días 23, 24, 25 y 26 de marzo del 2012 fueron los días en los que el papa Benedicto XVI vino a México, a la ciudad de León Guanajuato.

El 23 de marzo del 20212, en el Aeropuerto Internacional de Guanajuato dio su primer discurso y se trasladó al Colegio Miraflores donde fue hospedado por la Congregación de las Esclavas de la Eucaristía y de la Madre de Dios.

Inició la jornada del día 24 de marzo del 2012, celebrando la Santa Misa con las religiosas Esclavas de la Eucaristía en la Capilla de la comunidad del Colegio Miraflores, se entrevistó en Guanajuato con el Presidente de la República y finalizó esta jornada saludando a los niños y jóvenes en la Plaza de la Paz de Guanajuato. 

El día 25 de marzo celebró la Santa Misa en el Parque del Bicentenario en León,  recitó Vísperas con los obispos de México y de América Latina en la Catedral de la Madre Santísima de la Luz.

26 de marzo del 2012, tras la ceremonia de despedida en el Aeropuerto de León, viajó a Santiago de Cuba.

El 2 de abril del 2012 el Papa Benedicto XVI escribió una carta a Monseñor José Guadalupe Martín Rabago, Arzobispo de León cuyo contenido compartimos:

“Al venerado hermano Monseñor José Guadalupe Martín Rabajo, Arzobispo metropolitano de León.

Al regresar de Roma, después de la gozosa experiencia eclesial y espiritual de mi viaje apostólico a México, deseo expresar a Vuestra Excelencia mi más sentido reconocimiento por la cordialidad y el afecto recibido en todos los momentos de mi gratísima presencia en la Arquidiócesis de León.

Ruego a V.E. que haga llegar mi viva gratitud a su Obispo Auxiliar y demás colaboradores, así como a las Autoridades del Estado de Guanajuato, a las Fuerzas de Seguridad y a cuantos han ofrecido su generosa cooperación a la preparación, desarrollo y feliz cumplimiento de mi ansiada visita pastoral.

Guardo un recuerdo entrañable de las innumerables atenciones que me han dispensado en el Colegio Miraflores y de la delicadeza con que me acogieron y trataron las Religiosas Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios, por quienes elevo fervientes plegarias.

Correspondo gustoso a todos estos gestos de exquisita hospitalidad, suplicando al Altísimo que enriquezca a todos sus hijos e hijas de estas nobles tierras con la abundancia de su gracia, que les ayude a vivir en concordia y fraternidad y les impulse a realizar con esmero y rectitud sus deberes personales, familiares y sociales.

Con estos sentimientos, y a la vez que confío a la amorosa protección de Nuestra Señora de la Luz a los sacerdotes, comunidades religiosas, seminaristas y fieles de esta amada Iglesia particular y de todo México, les imparto de corazón la Bendición Apostólica, prenda de copiosos favores divinos".                                                                                                                                                            


                                                                                                  

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